domingo, 29 de noviembre de 2015

La huella de nuestro tiempo: ¿una nueva "edad oscura"?

Viajar al pasado implica husmear entre restos materiales que han logrado sobrevivir al paso del tiempo. Objetos que cobran vida y nos hablan de sus dueños, pensamientos que intentamos adivinar a través de la mirada de una fotografía antigua. Y, entre todos, no hay mensaje más elocuente que el pensamiento plasmado en las paredes de una caverna, en un papiro, en un códice o en un periódico. En definitiva, pasear por la alfombra roja de la historia requiere permitir a las generaciones futuras rastrear nuestra huella sobre los restos de nuestro mundo físico. Necesitamos disponer de objetos tangibles que sobrevivan al tiempo y hablen de nosotros cuando ya no estemos, por lo que es preciso que nuestro pensamiento, nuestro arte y nuestras vicisitudes queden plasmados en un soporte duradero y accesible para nuestros nietos. 

Ahora bien, buena parte de nuestra existencia discurre por la senda de lo virtual en nuestras relaciones con los semejantes y en nuestras lecturas, en lo que recibimos de nuestro entorno y en lo que aportamos. Cierto es que lo digital tampoco es etéreo pero se materializa en soportes efímeros condicionados por los vaivenes de un mercado que debe parte de su prosperidad a una obsolescencia programada (o sobrevenida) de dispositivos y programas informáticos, amén de soportes y formatos. No hablamos ya de las tarjetas perforadas de antaño, sino de cintas VHS o disquetes que en apenas un par de décadas han quedado relegados al silencio por la dificultad de reproducir su contenido. 

Ya en los albores de Internet, cuando apenas era una promesa para el ciudadano de a pie, hubo voces que alertaron sobre el manto de silencio que podría cubrir nuestro tiempo. Se habló incluso de una nueva “Edad Oscura”, expresión con la que se conocen periodos de la historia de los que apenas han quedado textos, ni rastro material y que consideramos tiempos de decadencia y crisis: el final del periodo micénico en la antigua Grecia o los primeros siglos de la Edad Media tras el colapso del imperio romano.   

Hace unos días, en el blog A un Clic de las TIC, publiqué un artículo titulado ¿Caminamos hacia una “edad oscura digital”? en el que retomaba el tema, al hilo de la conferencia que dio Mar Pérez Morillo el pasado mes de abril en el TEDxGranVía. Una invitada de lujo para repasar las medidas adoptadas por la Biblioteca Nacional para conservar nuestra memoria digital en el contexto de la preservación del patrimonio cultural español de distintas épocas y en distintos soportes físicos.

Haciendo hincapié en la selección de contenidos relevantes, la estrategia seguida por las bibliotecas nacionales europeas plantea una política de conservación que contrasta con iniciativas auspiciadas por Internet Archive y la pretendida biblioteca universal de la que Google lleva haciendo acopio, con el concurso de buen número de universidades europeas, desde hace años. Como telón de fondo se encuentra la lucha por garantizar al ciudadano la consulta gratuita de los fondos documentales, hoy y en el futuro, de la que se han hecho eco iniciativas como Open Access, que promueven el acceso libre y sin obstáculos a la información científica custodiada en grandes repositorios institucionales. Políticas de conservación cuantitativas frente a estrategias cualitativas. Difusión universal del patrimonio cultural y científico, frente a pasarelas de pago a una librería universal: ese es el debate. 




En las últimas décadas, Google ha digitalizado millones de libros huérfanos de derechos de autor en todo el mundo, para posteriormente venderlos online, al tiempo que ofrecía proyectos de digitalización de bibliotecas universitarias y académicas gratuitos a cambio del acceso exclusivo a través de la plataforma HathiTrust Digital Library, bajo el control de dicha empresa. La propuesta de Vinton Cerf, vicepresidente de Google, a comienzos de 2015 relativa a permitir recrear en el futuro nuestro mundo digital, conservando para ello no solo los contenidos, sino el hardware y el software que lo soportan actualmente, podemos interpretarla dentro de esta estrategia de creación de una biblioteca universal que ha generado un interesante debate sobre los peligros de un eventual monopolio en el acceso a la información. 

Biblioteca Nacional de España (BNE)
Frente al afán por una recolección cuantitativa, las bibliotecas nacionales europeas, como cabeceras de las entidades encargadas de preservar el patrimonio cultural de sus respectivos países, han cerrado filas en torno a iniciativas de muy distinto calado. Es el caso de Europeana o su filial española Hispana, que abogan por estrategias de conservación puramente cualitativas, basadas en la selección de materiales y un tratamiento documental que busca el enriquecimiento de los contenidos, escapando de clasificaciones cuantitativas tan características de entornos virtuales. 

La sostenibilidad desde un punto de vista tecnológico de estas estrategias viene avalada por estándares como OAIS (Open Archival Information System) que se ha convertido en modelo de referencia para archivos digitales al contemplar en la descripción los aspectos técnicos y legales asociados al documento que deben tenerse en cuenta para su consulta en el futuro. Esto afecta tanto a contenidos creados en un entorno virtual, como a proyectos de digitalización de fondo antiguo. Por otra parte, la IFLA, como entidad internacional de referencia en el campo de la cooperación bibliotecaria y la propia UNESCO ya llevan años trabajando en la línea de garantizar un acceso universal a la memoria de nuestro tiempo, y al patrimonio documental que hemos heredado. 

La Torre de Babel (Pieter Brueghel)
Si nuestra época pasará a la historia como una edad oscura, seguramente no será por la pérdida de nuestro rastro digital. Sin embargo, sí podríamos convertirnos en ciudadanos de una nueva Torre de Babel donde la adoración el avance tecnológico, entendido como fin y no como medio, nos lleve a olvidar la enseñanza del pasado y a caminar hacia el futuro ciegos de experiencia.

Pasado el umbral del primer milenio de nuestra era, la humanidad logró escapar de la oscuridad de siglos anteriores, recuperando para la posteridad narraciones orales contemporáneas y textos clásicos. Diez siglos después, disponemos de más medios que ninguna otra generación para conservar nuestra memoria y transmitir la herencia cultural de quienes nos precedieron. Nuestra huella será borrada por la marea del tiempo si, escuchando cantos de sirena, no mantenemos a buen recaudo nuestro patrimonio cultural, asegurando en el futuro un acceso libre y gratuito. Algo que debemos tanto a nuestros abuelos como a nuestros nietos.

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REFERENCIAS DE INTERÉS:


sábado, 21 de noviembre de 2015

Reconstruir la historia familiar : archivos y fuentes de información


Hay que reconocer que, hacia el ecuador de la vida, uno tiende a mirar atrás haciéndose preguntas que, cuando hubieran tenido respuesta, nunca nos habíamos planteado obcecados (como uno está en la juventud) con la prometedora visión del horizonte. En la bitácora de nuestro viaje, el puerto de partida solo adquiere protagonismo con el paso de los años. 

Lo cierto es que el descreído y pragmático ciudadano del siglo XXI alterna la adoración por avances técnicos de última generación con el afán por buscar sus raices. En el post  Tras el rastro de nuestros abuelos: genealogía y memoria familiar en el siglo XXI hacía referencia al interés que parece haber por excarvar en la historia familiar, buscar los orígenes de nuestros apellidos, reconstruir árboles familiares o incluso buscar consuelo psicológico ahondando en los conflictos emocionales y vitales de nuestros ancestros. 

Sean cuales fueren tus motivaciones personales, si te encuentras entre los infectados por el aguijón de la curiosidad genealógica y no sabes muy bien por dónde empezar, te propongo algunas pistas que podrían resultar de utilidad si no estás muy familiarizado con estos temas.

 ¿Dónde buscar?: 

  • ARCHIVOS PARROQUIALES: a partir del Concilio de Trento (s. XVI) las parroquias debían recoger en libros los datos de nacimiento, matrimonio y defunción de sus feligreses. Si conoces la localidad de origen de tu familia es muy probable que puedas recuperar información interesante: solían figurar los progenitores con referencia a su localidad de nacimiento que te ayudarán a completar la información de partida. El Ministerio de Cultura ha publicado una Guía de los Archivos de la Iglesia en España que facilita el acercamiento a la documentación eclesiástica,  vital en cualquier investigación genealógica.

  • REGISTRO CIVIL: se crean en 1870 y comienzan a funcionar en 1871 por lo que permiten recopilar datos de tres o cuatro generaciones a lo sumo. La documentación civil también facilita datos de nacimiento, matrimonios y defunciones y puede solicitarse al registro civil de la localidad de tus mayores, aunque en pueblos pequeños esta información se suele conservar en el archivo municipal. Puedes probar a realizar el trámite vía internet a través del Ministerio de Justicia, solicitando una “partida literal” a través del apartado “Familia”. 



  • ARCHIVOS MUNICIPALES: no dejes de visitarlos. Solo por poner un ejemplo: podrás consultar datos de empadronamiento que te permitirán confirmar la residencia de tu familia y seguir la pista por sus distintos domicilios, cotejar fechas de nacimiento, el orden de nacimiento de los hijos de una pareja, conocer su profesión, etc. Eso sí, ten cautela porque a veces contienen erratas. 

    Archivo Histórico de Protocolos
    (Madrid)
  • ARCHIVOS DE PROTOCOLOS. Los protocolos son la colección de actas, escrituras y otros documentos autorizados y registrados por un notario durante un año que, por regla general, conserva en su archivo durante 25 años. Pasado este plazo suelen remitirse al archivo de protocolos de la provincia. Piensa que es un notario quien avala testamentos y escrituras de propiedad, y hubo un tiempo en que la descripción de enseres era bastante menos prosaica que en la actualidad. En el caso de Madrid, por ejemplo, el Archivo Histórico de Protocolos es uno de los más importantes de Europa, con colecciones que datan de 1504. 

  • PARES: PORTAL DE ARCHIVOS ESPAÑOLES. Visita obligada, sin lugar a dudas. PARES representa la puerta de acceso al patrimonio documental de nuestro país conservado en distintos archivos públicos y privados. Son muchos los fondos documentales a los que se tiene acceso, y desde este portal es posible realizar una búsqueda en todos ellos… eso sí, con paciencia. Solo a modo de ejemplo recojo alguno de los fondos documentales a los que puedes acceder a través de su buscador (dispone de consulta simple y avanzada):

http://pares.mcu.es/


- ARCHIVO GENERAL DE LA ADMINISTRACIÓN (AGA). Custodia la documentación más reciente, básicamente del siglo XX. Puedes localizar, por ejemplo, expedientes de depuración de maestros durante el franquismo, fotografías del pueblo de tus abuelos a comienzos de siglo y, en general, seguir el rastro de tu familia en cualquier acto administrativo. Para que te hagas una idea de su importancia solo te diré que, por volumen de fondos, es el tercer archivo más importante del mundo. 


- PORTAL DE MOVIMIENTOS MIGRATORIOS. La cooperación entre archivos españoles e iberoamericanos permite encontrar pasajes de embarque o solicitudes de residencia de tus antepasados.  Por otra parte, desde PARES se accede también al ARCHIVO GENERAL DE INDIAS donde se custodia la información relacionada por la administración del imperio español en ultramar desde el siglo XVI.

- SECCIÓN NOBLEZA DEL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. Son archivos familiares conservados durante generaciones y que han sido vendidos o donados al Archivo Histórico Nacional (AHN). En estas familias el concepto de linaje era esencial, así como las credenciales de pureza de sangre que antaño todo hidalgo guardaba a buen recaudo. En el cuadro de clasificación encontrarás esta información dentro de "Genealogía , Títulos y Mayorazgos".

- PORTAL DE VÍCTIMAS DE LA GUERRA CIVIL. Siendo el suceso más traumático de nuestra historia reciente, este apartado merece un post específico, por la multitud de proyectos existentes en el ámbito público y privado. Por ahora solo apuntar que, ya sea en uno otro bando, es posible que puedas localizar referencias sobre algún pariente exiliado o asesinado en la Guerra Civil.  

  • ARCHIVOS MILITARES. A través de PARES se accede a información sobre órdenes militares y a distintas bases de datos vinculadas a la memoria de la Guerra Civil, como por ejemplo la “Base de datos de militares republicanos" o "Desaparecidos del ejército de tierra de la República Española (1936-1939)". Pero no hay que olvidar el importante fondo que conserva el propio ejército, accesible a través del Portal de Cultura de Defensa


Junto a estos, recuerda también que las Universidades disponen de archivos y, últimamente, incluso algunos colegios profesionales están haciendo esfuerzos por constituir archivos históricos de sus afiliados. Ocurre lo mismo con organizaciones sindicales y partidos políticos, donde puedes rastrear información sobre la militancia de tus antepasados si tuvieron alguna “confesión política” conocida. Es el caso del Archivo de la Fundación Pablo Iglesias o la Fundación Largo Caballero. Tantear la búsqueda de tus familiares a través de los portales en Internet de cualquiera de estos archivos es una tarea que requiere cierta paciencia, por eso te recomiendo especialmente comenzar por PARES e indagar sobre la información civil y religiosa que puedas obtener en la localidad de origen de tu familia. 

A través de HISPANA puede accederse
a este precioso grabado del siglo XVIII.
En este sentido, HISPANA puede allanar bastante el camino. Como agregador nacional de EUROPEANA permite consultar colecciones digitales de archivos, bibliotecas y museos de distinta titularidad y naturaleza (archivos municipales, instituciones académicas, etc.). Los materiales son variopintos (documentos, planos, fotografías...) y se incrementan día a día a través de distintos proyectos que se están desarrollando en la actualidad.  

Sin embargo hay una fuente de información que muy posiblemente te va a aportar datos insospechados. Se trata de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, en la que progresivamente se van incorporando revistas y periódicos conforme avanza la ingente labor de digitalización que se está realizando en bibliotecas de todo el país. 

Archivo fotográfico de ABC
Con algo de suerte podrás encontrar referencia a los destinos de tus abuelos si fueron maestros, o aquella ocasión en la que a un familiar le tocó la lotería… incluso en las páginas de sociedad de la prensa local, la crónica de la ceremonia de petición de mano de tu abuela, si se trataba de una señorita de buena familia. Ascensos de militares, homenajes, trifulcas entre vecinos... no digo nada si tu familiar fue periodista. En cualquier caso encontrarás una fuente inestimable para aproximarte al entorno en el que vivieron tus ancestros. Y si tus antepasados tuvieron algún negocio, incluso podrás encontrar publicidad. 

Por supuesto no es el único repositorio con información de prensa. Entre los más señalados no olvides la Hemeroteca Digital de la BNE, además de las colecciones de prensa que conservan las bibliotecas municipales y autonómicas, donde podrás consultar fondos que aún no se han digitalizado. Precioso también, aunque solo sea por curiosidad, el archivo fotográfico de ABC, así como su hemeroteca que permite, en la búsqueda avanzada, realizar consultas desde 1891 en las distintas ediciones y suplementos. 


Como ves, hay muchos sitios donde buscar, y cada vez más sin moverte de casa. Eso sí, no te desanimes si al principio no localizas gran cosa. Repite la búsqueda pasado un tiempo y te sorprenderás. Internet además te puede ayudar a contactar con asociaciones culturales de la localidad donde residió tu familia que pueden darte pistas e incluso ponerte en contacto con una familia que no sospechabas que tenías. Te lo digo por experiencia propia.

Consultar
Tal vez te encuentres aturdido por la cantidad de sitios donde podrías comenzar a buscar. No te preocupes, como en casi todo, seguir un método es fundamental. De eso prometo hablarte en breve además de enumerar algunas herramientas que puedes utilizar para recoger de forma ordenada todos tus hallazgos.

Por el momento, si te estás iniciando en esto de la genealogía, te recomiendo echar un vistazo al espacio que dedica la Biblioteca Nacional a Genealogía y Heráldica. La genealogía es una disciplina compleja que requiere ciertos conocimientos previos por lo que no dejes de seguir las indicaciones que dan al final de la página. Y, desde luego, como lectura de cabecera te recomiendo encarecidamente leer el artículo de Mayte Rius titulado "En busca de los antepasados"

Solo un consejo de partida: antes de embarcarte en ninguna búsqueda vuelve a revisar esa vieja caja de latón donde tu madre conservaba cartas, fotos y documentos sin orden ni concierto. Revísalos atentamente y si tienes aún familiares de edad, contrasta con ellos los datos que posees. Prepara un café caliente y siéntate en tu rincón favorito de la casa. Mira por la ventana y observa lo bonito que es el movimiento de las hojas de ese árbol mecidas por el viento. Tómatelo con calma, te estás embarcando en todo un proyecto… y te advierto que  provoca adicción.

[Continuará]

domingo, 1 de noviembre de 2015

Tras el rastro de nuestros abuelos: genealogía y memoria familiar en el siglo XXI

Es curioso constatar como a lo largo de nuestra vida las festividades y conmemoraciones adquieren un cariz distinto conforme avanza nuestra biografía. Quienes nos encontramos en esa etapa de la vida en la que, al cruzar frente a un espejo,  vemos pasar fugazmente a una señora de sorprendente parecido con nuestra madre, asistimos a la celebración de la festividad de todos los Santos con un sabor de boca agridulce, que se debate entre el recuerdo de quienes nos dejaron y el anuncio de esa nostalgia melancólica que irá creciendo en intensidad conforme se acerque la Navidad.

Es el momento de la vida en el que nos visita el recuerdo de conversaciones intrascendentes que mantuvimos en su día con padres, tíos o abuelos, a las que en aquel momento no prestamos mayor atención. Datos, nombres, detalles que nos asaltan con interrogantes que danzan en nuestra cabeza, cual crepitar del fuego en la chimenea durante una fría noche de invierno. Fotografías u objetos de nuestros padres que siempre estuvieron ahí y que ahora parecen cobrar vida como mudos testigos de biografías ajenas, cuya sombra de alguna forma teje nuestro propio historia vital.

Novela ambientada en la historia
de la última mujer decapitada en
Islandia. Título muy sugerente
para estas fechas.  Ver Reseña
Y es que el ser humano desde antiguo, en todas las civilizaciones, ha incorporado el recuerdo a los antepasados con rituales que conjuran el miedo a la muerte y al vacío que deja la marcha de nuestros seres queridos. Unas veces pidiendo su protección, otras asegurándose de marcar el camino para evitar inquietantes visitas desde el otro mundo. Mezcla de superstición y transcendencia, lo cierto es que el hombre de todos los tiempos y de todas las culturas, de una u otra forma, siempre ha necesitado ubicar su biografía en la trayectoria de quienes le precedieron, dando sentido a su existencia dentro de un clan o de un linaje (según la época). Obviamente mediaban evidentes intereses económicos relacionados con la transmisión de la propiedad, títulos u otro tipo de prebendas… pero el hecho de que hoy en día la investigación del pasado familiar cultive tantos adeptos constata la existencia de condicionantes más íntimos en esta inquietud.

Psicólogos, sociólogos y antropólogos han dedicado numerosos estudios a estas cuestiones, buscando explicación a la permanencia de trifulcas familiares mantenidas de abuelos a nietos, con anécdotas curiosas como las que recoge Martine Segalen en un interesante estudio sobre Memorias y Recomposiciones Familiares, en el que analiza los “bricolajes en la construcción del pasado” que realizan los hijos de familias con divorcios y segundas nupcias a lo largo de tres generaciones.

Mi agradecimiento a Beatriz Ares, maestra de
Reiki, quien me ha introducido en una
visión de la genealogía que yo desconocía por
completo. Más información.
No parece que en la sociedad actual el tema haya perdido protagonismo. El tratamiento de los desequilibrios emocionales provocados por asuntos no resueltos por nuestros antepasados ha dado pie a lo que se conoce como "psicogenealogía", amén de la "biodescodificación" y la "problemática transgeneracional" vinculada al "inconsciente del clan" en terapias para el tratamiento de enfermedades desde la orilla de la psicología y la espiritualidad. La popularidad de estos temas para el descreído ciudadano del siglo XXI es una prueba elocuente del interés por estas cuestiones. 

Ahora bien, “la cabra tira al monte” y yo confieso mayor inclinación por la vertiente que nos arroja en el rastreo del pasado y la recopilación de las huellas dejadas por la historia más reciente. Como asignatura pendiente tengo el ahondar en la historia oral como metodología para recopilar testimonios que, de otra forma, caerán en la noche del olvido. Reconstruir hechos tan traumáticos como nuestra Guerra Civil con estas fuentes requiere una especial cautela por la avanzada edad de quienes aún viven y por el recuerdo de lo acontecido desde valores y planteamientos actuales, cuando la narración llega en boca de sus descendientes. Indagando sobre estas cuestiones me encontré un interesante trabajo titulado Memoria Familiar y Mito: la Resignificación del Pasado, basado en un ejercicio de historia oral que analizaba mitos familiares en la narración de dos artesanas mejicanas sobre un conflicto acaecido en el pasado por la compraventa de un terreno.

http://memoriahistorica.org.es/

Más allá del ámbito estrictamente familiar, el impacto de sucesos traumáticos sobre la memoria colectiva ha sido sobradamente estudiado en diferentes países y épocas. En España es conocida la trascendencia de la denominada “memoria histórica”, con una vertiente académica, social y legislativa. En el primer plano hay toda una corriente historiográfica impulsada, entre otros, por Julio Aróstegui, primer director de la Cátedra «Memoria Histórica del Siglo XX» de la Universidad Complutense de Madrid. A pie de calle, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha recopilado cientos de historias familiares, desde que en octubre del año 2000 se descubriera la primera fosa republicana en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo. Desde entonces, la exhumación de restos en distintos puntos de la geografía española  ha promovido un movimiento a favor del reconocimiento de las víctimas del franquismo que culminó con la aprobación, en diciembre de 2007, de la Ley de Memoria Histórica

Índice y presentación
Tema polémico por la instrumentación política de la iniciativa y objeto también de debate entre los propios historiadores, con voces discordantes entre la que tuvo especial eco la de Santos Juliá, que recelaba del concepto “memoria histórica”, basado en recuerdos personales que podrían distorsionar la reconstrucción de lo que realmente ocurrió. Juzga por ti mismo a través del libro dirigido por el autor, coincidiendo con el debate previo a la aprobación de la Ley, titulado “Memoria de la Guerra y del Franquismo”.

Lo cierto es que, al margen de adeptos y detractores, en las últimas décadas ha habido una inquietud por recopilar historias de familia con multitud de iniciativas de todo orden y condición que merecerían por si solas un post específico en este blog. Mencionaré solo, por mis pesquisas personales, el tesón de historiadores locales que, como Arcángel Bedmar, han recuperado del olvido cientos de historias. En este caso, fotos familiares de maestros, jornaleros, militares y otras víctimas en la provincia de Córdoba ilustran narraciones rescatadas por su blog y en distintas publicaciones, aportando datos que en algunos casos plantean interrogantes sobre lo dicho hasta ahora.

Blog de Arcángel Bedmar
Historias anónimas con relevancia para historiadores, pero que marcan puntos de ruptura en la historia de muchas familias. Casos desconocidos, incluso para sus propios familiares, como la historia del guardia civil que salvó las vidas de los dirigentes del centro obrero de Albendín y que Bedmar recoge en el libro “Patriota era, y patriota soy” sobre la investigación realizada a partir de la conversación con uno de sus alumnos, nieto del protagonista.

A poco que excarvemos en nuestra historia familiar seguramente encontraremos anécdotas insospechadas, aunque probablemente en un ámbito mucho más cotidiano.  Hechos traumáticos (o felices) que de alguna forma marcaron la trayectoria de nuestros mayores, e indirectamente la nuestra.

Foto: ARMH
La indagación en el pasado familiar no siempre es tan difícil como parece. Lo sepamos o no, en casi todas las familias suele haber alguien especialmente interesado en estos temas que conserva fotos, o recortes de prensa, por puro azar o por vocación. Documentos familiares con los que nos podemos topar y cuyo valor es difícil de interpretar sin datos que pueden aportar otros miembros de nuestra generación o de generaciones anteriores. 

El interés del pragmático ciudadano del siglo XXI por indagar en su pasado familiar se hace patente en la cantidad de  servicios de genealogía ofertados vía Internet (con seriedad y rigor profesional muy dispar). Por otra parte, el avance en la digitalización de archivos públicos abre la puerta a investigaciones personales que nos permiten a golpe de clic recuperar información sobre nuestros mayores, de difícil acceso hace unos años. 

Si te interesa el tema, te daré pistas sobre cómo comenzar a indagar. Ahora bien, una cosa es tirar del hilo de tus ancestros inmediatos y otra muy distinta completar más allá de cinco o seis generaciones tu árbol familiar. La genealogía es una ciencia muy compleja y seguir la investigación más allá de 1870, cuando no existían los registros civiles, es posible, pero requiere conocimientos algo más especializados para eludir falsos positivos que reconstruyan una historia familiar tan completa como falsa. 

Mariposas, lamparillas y velillas
Un post entrañable sobre esta tradición. 
En cualquier caso, está en tu mano completar la historia familiar más cercana pudiendo compartir tus hallazgos con allegados que tal vez en este momento no conozcas, pero que podrían tener inquietudes similares. En plena era de las redes sociales, hay además herramientas que facilitan la ardua tarea de documentar y actualizar la información que vayas recopilando.

Prometo facilitar pistas para comenzar. Ya decidirás tú el nivel de exhaustividad que requieres. Especialmente si te encuentras entre los que, aún hoy, buscan en las droguerías esas mariposas de aceite con las que nuestras abuelas por estas fechas recordaban a sus muertos. Y en el camino, podría ocurrir que te tropezaras con familiares vivos a los que les perdiste la pista... o se la perdieron tus padres.

[Continuará]